Lanzarote recupera terreno agrícola: el viñedo y las hortalizas tiran del campo
Lanzarote cerró el año 2024 con 3.872 hectáreas cultivadas, una cifra que supone un ligero incremento respecto al año anterior (3.887 ha en 2023), según los últimos datos publicados por el Centro de Datos del Cabildo a partir de estadísticas del Instituto Canario de Estadística (ISTAC).
El viñedo sigue siendo el auténtico motor agrícola de la isla. En 2024 ocupaba 2.930 hectáreas, lo que representa cerca del 76% de toda la superficie cultivada. Aunque los valores son algo inferiores a los máximos históricos de principios de siglo, la estabilidad del viñedo en la última década demuestra la fortaleza de un cultivo emblemático, base de la denominación de origen Vinos de Lanzarote.
El sector vitivinícola ha mantenido un crecimiento sostenido tras el desplome vivido a comienzos de los 2000, cuando la superficie de viña se redujo por debajo de las 2.000 hectáreas. La recuperación ha sido constante desde 2018, impulsada por el valor enoturístico del paisaje agrícola de La Geria.
Los cultivos herbáceos, que incluyen hortalizas, cereales y leguminosas, sumaron 862 hectáreas en 2024. Aunque todavía están lejos de las cifras de 2020, cuando se alcanzaron más de 1.600 hectáreas, el repunte de los últimos años es una señal positiva.
Las hortalizas destacan con 272 hectáreas, reflejando la creciente demanda local y los esfuerzos por revitalizar la producción de kilómetro cero. También se observa un aumento moderado en los forrajes y pastos (248 ha), importantes para el mantenimiento del ganado local.

Los cultivos leñosos no vitícolas (cítricos, olivar y otros frutales) apenas representan una fracción menor de la superficie total, pero su presencia va en aumento. En 2024, el olivar y otros leñosos ocupan 44 hectáreas, una cifra modesta pero superior a la de hace una década, cuando prácticamente habían desaparecido.
Entre la tradición y la sostenibilidad
La evolución agrícola de Lanzarote refleja una transición entre el legado tradicional y la adaptación al cambio climático. Las condiciones áridas, la falta de agua y el elevado coste de los insumos han limitado la expansión, pero las iniciativas de agricultura regenerativa y ecológica están ganando espacio.
Los expertos subrayan la importancia de preservar los paisajes agrarios históricos y fomentar la soberanía alimentaria insular, objetivos alineados con las estrategias europeas de sostenibilidad.
Los datos históricos muestran un fuerte descenso desde principios de 2008, cuando se cultivaban más de 4.700 hectáreas y la crisis financiera impactó de forma desmedida en el campo insular. Sin embargo, la tendencia reciente apunta a una estabilización en torno a las 3.800 hectáreas, con una agricultura más diversificada y orientada al valor añadido, más que al volumen.
El campo lanzaroteño resiste y se reinventa. Aunque el peso del viñedo sigue siendo dominante, las nuevas generaciones de agricultores están devolviendo la vida a la huerta insular. Con apoyo institucional y una gestión más eficiente del agua, Lanzarote podría consolidar en los próximos años un modelo agrícola sostenible, equilibrado y fiel a su identidad volcánica.
