El PSOE propone la creación de la denominación de origen para la batata conejera

El debate parlamentario sobre la agricultura insular volvió a situar a la batata lanzaroteña en el centro de la agenda. El diputado del Grupo Socialista, Marcos Bergaz, defendió en la Comisión de Agricultura la necesidad de impulsar una Denominación de Origen Protegida (DOP) para este producto, destacando su calidad, su creciente demanda y su peso en la identidad agraria de la isla.

Bergaz reivindicó el “agro conejero”, recordando que en municipios como Teguise, San Bartolomé y Tinajo se cultivan varias variedades de batata con características diferenciadas. A ello añadió argumentos habituales en la defensa del kilómetro cero: paisaje, empleo, tradición y soberanía alimentaria. El diputado afirmó que la propuesta coincide con la presentada por la Organización de Productores de Frutas y Hortalizas SAT El Jable, interesada en impulsar el sello.

En su respuesta, el consejero de Agricultura, Narvay Quintero (CC), señaló que una DOP para la batata sería “un hito importante” y aseguró que la apoyarían siempre que exista una agrupación de productores significativa que presente la solicitud formal.

El procedimiento para obtener una DOP es largo y complejo. Requiere un pliego de condiciones, la validación del Gobierno de Canarias, el traslado posterior al Ministerio de Agricultura y, finalmente, la evaluación de la Comisión Europea, que decide si el producto cumple los requisitos para su inscripción en el registro comunitario. Durante ese tiempo, el Ministerio puede otorgar una protección nacional transitoria para evitar el uso indebido del nombre.

El cultivo de batata posee tradición ampliamente documentada en la isla, pero la tramitación del sello no depende únicamente del valor cultural, sino de la capacidad de los productores para organizarse y definir parámetros comunes de calidad. En un sector fragmentado y afectado por el aumento de costes, la coordinación será determinante.

El interés político por el reconocimiento europeo también refleja una estrategia más amplia: reforzar la competitividad del producto insular frente a la importación masiva y aportar valor añadido a un cultivo que ha sufrido la presión del mercado. Sin embargo, el proceso no garantiza resultados inmediatos. El camino hacia la DOP puede prolongarse años.

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