Las mareas del Pino, ese “espectáculo” marino que marca cada septiembre

Cada mes de septiembre, las costas de Lanzarote y del resto del Archipiélago viven un fenómeno que mezcla tradición y ciencia: las conocidas mareas del Pino. Su nombre se debe a la coincidencia con la festividad de la Virgen del Pino, patrona de Gran Canaria, que se celebra cada 8 de septiembre. Más allá de la devoción religiosa, este momento del calendario trae consigo unas mareas vivas muy particulares, marcadas por la atracción gravitatoria de la Luna y el Sol.

Las mareas se originan por la fuerza de atracción que ejercen la Luna y el Sol sobre la Tierra. En septiembre, en torno a la festividad mariana, se produce una alineación especial que genera un aumento notable en la amplitud de las mareas. Es lo que popularmente se ha bautizado como “mareas del Pino”.

El fenómeno no es exclusivo de Canarias, pero en las Islas ha quedado tan ligado a la fecha que se convirtió en parte del calendario popular. De hecho, los pescadores y marineros de antaño solían guiarse por estas mareas para planificar faenas, mientras que en la costa muchos vecinos las aprovechaban para recolectar lapas, burgados o pulpos, que quedaban más accesibles durante la bajamar extrema.

En Lanzarote, las mareas del Pino han dejado anécdotas que se repiten cada año. En algunas playas, como las de Arrecife o Playa Blanca, no era raro que el agua retrocediera lo suficiente como para dejar al descubierto zonas de costa poco habituales de ver en seco. Lo contrario también ocurre: la pleamar podía llegar a inundar charcos e incluso paseos marítimos, sorprendiendo a despistados que no conocían el fenómeno.

Precauciones en la costa

Vecinos mayores aún recuerdan cómo en los años cincuenta y sesenta las familias aprovechaban estas mareas para pasar un día en la costa recolectando mariscos. El saber popular transmitía advertencias: “con las mareas del Pino, ni dejes el coche en el muelle ni te despistes en la orilla”, repetían los abuelos a los más jóvenes.

Hoy en día, Protección Civil y Salvamento Marítimo suelen recordar en estas fechas la necesidad de extremar precauciones, sobre todo en zonas donde el mar rompe con fuerza. Las mareas vivas pueden provocar corrientes más intensas y pleamares capaces de alcanzar lugares que en otras épocas del año permanecen secos.

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