Tecnología y educación, pilares para afrontar la diabetes infantil
Con motivo del Día Mundial de la Diabetes, el pediatra y especialista en endocrinología infantil del grupo Hospiten, César Herrera Molina, subraya la importancia de la detección temprana como herramienta clave para mejorar la calidad de vida y evitar complicaciones graves en la diabetes infantil tipo 1, una patología autoinmune en aumento.
Herrera recuerda que los primeros síntomas -sed excesiva, micciones frecuentes, pérdida de peso y aumento del apetito- deben alertar a familias y educadores, ya que un diagnóstico a tiempo evita complicaciones como la cetoacidosis diabética. “Existen estadios presintomáticos que pueden detectarse con análisis específicos”, apunta, lo que permite actuar antes de que aparezcan los síntomas clínicos.
El especialista resalta la educación sanitaria y el uso de la tecnología médica como elementos que fomentan la autonomía del menor. Los sensores continuos de glucosa y las bombas de insulina en sistemas de “asa cerrada” han transformado el control diario de la enfermedad, ajustando automáticamente la dosis de insulina y reduciendo los riesgos.
Herrera también insiste en la figura de la enfermería escolar, que considera “clave para la seguridad de los niños y niñas con diabetes en los centros educativos”. Aunque la tecnología permite a las familias seguir los niveles de glucemia en tiempo real, contar con personal sanitario en los colegios aporta tranquilidad y respaldo en caso de urgencia.
El pediatra destaca que el tratamiento debe ir acompañado de una autonomía progresiva del menor, siempre con el acompañamiento familiar y del equipo sanitario. Además, recuerda que la salud emocional influye directamente en el control glucémico: “El acompañamiento psicológico y la empatía del equipo médico son tan importantes como la medicación”.
Finalmente, Herrera subraya la necesidad de fomentar hábitos saludables desde la infancia para prevenir la diabetes tipo 2, cada vez más frecuente por el sedentarismo y la mala alimentación. “El futuro traerá nuevas herramientas, pero la clave sigue siendo detectar, acompañar y educar”, concluye.





