El turismo consciente no es una moda, es una forma de vivir tu ocio

El verano es época de viajar, pero también de reflexionar sobre cómo lo hacemos. En lugares tan frágiles y especiales como Lanzarote y La Graciosa, cada gesto cuenta. El turismo sostenible no es solo una tendencia: es una necesidad urgente para preservar la riqueza natural y cultural de nuestras islas.

Aquí van algunos consejos prácticos para ser un visitante -o residente- más consciente este verano. Por un lado, respeta los espacios naturales protegidos. Muchas de las zonas más visitadas del archipiélago son espacios protegidos, como el Parque Nacional de Timanfaya, el Archipiélago Chinijo o las dunas de Corralejo. Camina solo por senderos señalizados, no arranques flora ni dejes piedras con nombres escritos. Aunque parezcan inofensivos, esos pequeños actos dañan ecosistemas frágiles.

Reduce residuos, sobre todo plásticos. En las playas, senderos y pueblos, lleva siempre tu propia botella reutilizable y evita envoltorios innecesarios. Recoge tu basura, incluso si crees que alguien la recogerá después. En islas pequeñas como La Graciosa, la gestión de residuos es limitada y cualquier exceso se convierte en un problema visible.

Consume local y apoya a pequeños negocios. Elige restaurantes que sirvan pescado local, compra en mercados artesanales, duerme en alojamientos familiares. Así reduces tu huella ecolgica y contribuyes directamente a la economía local. Recuerda: no hay sostenibilidad sin justicia económica.

Desplázate sin contaminar (si puedes). Camina, pedalea, comparte coche o usa transporte público cuando sea viable. En zonas de nuestra Lanzarote o La Graciosa esto no solo es práctico: es parte de la experiencia. Además, te permitirá disfrutar con más calma del paisaje.

Infórmate antes de llegar y sé respetuoso con la cultura local. Conocer las costumbres, los horarios y las particularidades de cada lugar evita malentendidos y genera una convivencia más amable. Aprende algunas palabras del habla local, muestra interés, pregunta con educación. El respeto cultural es también una forma de sostenibilidad.

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