La Guardia Civil detiene en Gran Canaria a una mujer por maltrato animal

La Guardia Civil ha detenido en Arucas (Gran Canaria) a una mujer por el presunto maltrato y abandono de un perro y tres gatos, que se encontraban en un estado de salud lamentable y con riesgo de muerte. Los animales, que presentaban una delgadez extrema, fueron hallados en una vivienda en la localidad de Bañaderos, donde se encontraban llenos de pulgas y garrapatas.

La investigación fue llevada a cabo por Patrulla del Seprona de la Guardia Civil de Santa María y se inició tras recibir información y fotografías de ciudadanos que alertaron sobre el estado deplorable de varios gatos en la vivienda. En la primera visita realizada el 18 de septiembre, los agentes no encontraron a nadie en el lugar, aunque se escucharon aullidos de gato desde el interior. A pesar de los intentos de contactar con la persona responsable, no fue posible acceder a la vivienda.

Ante la imposibilidad de verificar el estado de los animales, se solicitó al Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción Nº3 de Arucas un auto de entrada para incautar a los animales y salvaguardar su vida. El 24 de septiembre, tras recibir la autorización judicial, se llevó a cabo un operativo que incluyó a la UCESIC de La Comandancia de Las Palmas, la Patrulla del Seprona, la Secretaria Judicial del Juzgado, una Veterinaria Oficial del Ayuntamiento de Arucas y el servicio de retirada de animales.

Insalubridad y abandono

Una vez en el interior de la vivienda, los agentes localizaron a la moradora, quien acompañó a la comisión durante la inspección y localización de los animales. En el lugar, se encontró a una perra hembra mestiza de color negro, que presentaba un estado de delgadez alarmante y carecía de microchip, lo que dificultó su identificación. Este animal se hallaba en condiciones higiénicas deplorables, con suciedad adherida a su cuerpo y una infestación severa de pulgas y garrapatas.

Además, en otras habitaciones de la vivienda se encontraron tres gatos: dos de color marrón y uno gris. Estos felinos también mostraban signos de delgadez extrema, infestación de pulgas y un comportamiento inusual de miedo. Al igual que la perra, carecían de microchips.
La inspección reveló que no había comida ni agua disponible para los animales, lo que sugiere que podrían haber estado consumiendo sus propias heces. Todas las estancias de la vivienda estaban en un estado de total abandono. En la cocina, la nevera estaba llena de alimentos enmohecidos, insectos y restos de comida en estado de putrefacción, junto con cascarones, pan y productos lácteos en descomposición. La cantidad de heces de animal esparcidas por toda la vivienda generaba una insalubridad considerable, afectando tanto a los animales como a la moradora y a los vecinos colindantes.

Estos hechos evidencian un abandono absoluto y una temeridad que podrían haber llevado a la muerte irremediable de todos los animales que habitaban en la vivienda. Por lo tanto, la responsable e inquilina es la única tenedora de los animales, de los que dependían para su cuidado procediéndose a su detención por un delito de maltrato animal.

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