Muere Domingo Concepción, un referente del desarrollo sostenible conejero

Lanzarote despide a una de sus voces más firmes y comprometidas con el medio ambiente y la educación: Domingo Concepción García, biólogo, docente universitario y primer galardonado con el Premio Referente de la Biosfera 2016, ha fallecido a los 65 años dejando tras de sí un legado que ha marcado profundamente la conciencia ambiental y turística de la isla.

Nacido en San Bartolomé en 1959, Domingo fue un hombre profundamente vinculado a la tierra que lo vio crecer. Su carrera estuvo guiada por una idea sencilla pero poderosa: que el desarrollo solo es legítimo si respeta el entorno que lo sostiene. Bajo esta premisa construyó una vida dedicada a la docencia, la investigación y el activismo social.

Con una licenciatura en Ciencias Biológicas por la Universidad de La Laguna y una larga trayectoria como profesor en la Escuela Universitaria de Turismo de Lanzarote (adscrita a la ULPGC), Domingo fue mucho más que un académico. Fue mentor, guía y referente de varias generaciones de estudiantes a los que inculcó una visión del turismo como herramienta de conservación y transformación.

Su papel como titular de asignaturas clave como “Turismo y Desarrollo Sostenible”, “Gestión de la Restauración” y “Medio Natural de Canarias” permitió que sus ideas calaran hondo en el tejido formativo de la isla. Durante más de dos décadas, sus clases sirvieron de trampolín para decenas de proyectos finales centrados en iniciativas sostenibles, que hoy forman parte del modelo turístico más consciente que poco a poco ha ido creciendo en Lanzarote.

Muy respetado

Domingo también fue un incansable divulgador. En 2016, su compromiso fue reconocido con el Premio Referente de la Biosfera, otorgado por el Cabildo de Lanzarote. Su candidatura resumía una decena de objetivos concretos: desde la movilidad sostenible y el uso racional del agua, hasta el fomento de la agricultura ecológica, el consumo local y la lucha contra el cambio climático. Todos, principios que no solo defendía en el aula, sino que aplicaba en su vida diaria con una coherencia admirable.

En su residencia de Tías, y con la serenidad del que ha dedicado su vida a una causa mayor, Domingo fue un defensor incansable del modelo insular de sostenibilidad, del respeto por los bienes comunes y del turismo que valora el alma de la isla más allá del sol y playa.

Hoy Lanzarote no solo pierde a un académico. Pierde a uno de sus grandes guardianes éticos. A un hombre que pensaba en el futuro con responsabilidad, y que supo contagiar su amor por la isla a todos los que tuvieron la fortuna de aprender de él.

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