Un inusual martes sin cruceros para un ajetreado mes en el Puerto de Arrecife

Arrecife amanece este martes 18 de noviembre sin cruceros en los muelles, una estampa casi excepcional en un mes que roza cifras récord para el turismo marítimo en Lanzarote. La Autoridad Portuaria de Las Palmas (APLP) ha programado para noviembre más de 60 escalas en la capital, una media de dos cruceros diarios que sitúa a la isla entre los destinos más concurridos del Atlántico en temporada alta.

La ausencia de atraques hoy apenas representa un paréntesis en un calendario que continúa completamente cargado. Mañana miércoles regresará el flujo habitual con dos naves previstas, la misma cifra que se repetirá cada día hasta el sábado. El domingo, aunque con algo menos de presión, también está prevista una escala. Y el lunes 24 arrancará la semana con una jornada especialmente intensa: cuatro cruceros llegarán de forma casi simultánea.

La intensidad de este calendario vuelve a poner sobre la mesa el debate acerca del modelo de gestión del turismo de cruceros en Lanzarote. Durante los últimos años, la APLP y las navieras habían tratado de coordinarse para evitar la coincidencia de grandes barcos en una misma jornada, una medida que buscaba reducir la presión sobre los servicios urbanos, mejorar la movilidad y minimizar los episodios de saturación en el centro de Arrecife. Sin embargo, esta estrategia parece haber perdido fuerza en la presente temporada, donde los días con dos o más buques son ya la norma.

Mientras tanto, ciudades como Venecia, Barcelona o Dubrovnik -referentes europeos en la regulación de grandes flujos turísticos- han decidido limitar escalas y ordenar los accesos al casco urbano. En Arrecife, por el contrario, continúa celebrándose la llegada masiva de cruceristas como un síntoma de dinamismo económico. Y aunque el comercio, la restauración y el sector de guías turísticos reconocen el impacto positivo en caja, cada vez son más las voces que alertan de los efectos colaterales.

La entrada de miles de pasajeros en cuestión de horas multiplica la demanda de taxis, colapsa accesos y crea embudos en vías ya de por sí estrechas o con escasa capacidad de maniobra. Las zonas más visitadas del centro -calles comerciales, Charco de San Ginés y áreas próximas al puerto- se ven sometidas a una presión que altera el ritmo habitual de la ciudad. La experiencia urbana para residentes y visitantes se vuelve más incómoda y masificada.

Este martes sin cruceros se percibe así como una especie de “respiro”, aunque breve, en un mes que evidencia la necesidad de reflexionar sobre el equilibrio entre la actividad económica y la calidad de vida en Arrecife.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies