Arrancan la restauración del viejo molino salinero junto al Castillo de San José
El pasado 20 de agosto comenzaron los trabajos de restauración del histórico molino salinero situado junto al Castillo de San José, una actuación impulsada por los Centros de Arte, Cultura y Turismo (CACT) del Cabildo de Lanzarote y adjudicada a la empresa especializada Cierres Enrollables – Puertas Automáticas Lanzarote (CEPAL).
La intervención busca recuperar una infraestructura que, por su avanzado deterioro, ofrecía una imagen decadente en las inmediaciones de la conocida Fortaleza del Hambre. “No podemos dar la espalda a nuestra Historia”, subrayó el consejero de los CACT, Ángel Vázquez, quien añadió: “Tenemos la responsabilidad de proteger y conservar nuestro patrimonio etnográfico para que las nuevas generaciones puedan comprender cómo el mar y la sal moldearon la vida y el paisaje de Arrecife”.
El proyecto contempla el desmontaje del molino para evaluar los elementos que pueden ser aprovechados y la reproducción exacta de las piezas irrecuperables. Entre las principales actuaciones figuran la fabricación de nuevas aspas en acero inoxidable, la sustitución de componentes clave como el rotor, la veleta o el sistema de transmisión biela-manivela, así como la confección de una nueva pieza soporte en “Y” para el acople del cigüeñal.
También se revisarán los pilares de soporte para garantizar la estabilidad de la estructura antes de proceder al montaje del renovado molino.
Con un presupuesto de 80.000 euros, la obra cuenta con un plazo de ejecución estimado de seis meses.
El molino y la memoria salinera
La extracción de sal en la franja costera donde se ubica el molino comenzó a mediados del siglo XIX. Su función era impulsar agua hacia las salinas situadas al norte del Castillo de San José, en un tiempo en que la producción salinera fue motor económico de la isla.
El paso del tiempo, unido a la erosión marina, ha acelerado el deterioro de esta infraestructura, que ya fue restaurada por el Cabildo en la década de los 90. Tres décadas después, vuelve a necesitar una intervención para evitar su colapso y asegurar la conservación de uno de los últimos vestigios de la industria salinera en Arrecife.