Playa Blanca ha honrado en tierra y mar a su patrona la Virgen del Carmen

El pesquero Nuevo Santo Domingo paseó este domingo a la Virgen del Carmen por el frente marítimo del pueblo de Playa Blanca, escoltada por más de 70 embarcaciones, de pesca y recreo, y acompañada de cientos de vecinos, vecinas y turistas que se dieron cita en el sur de Lanzarote para honrar a la Patrona universal de los marineros.

Se trataba de una emotiva ofrenda en tierra y mar, bastante animada por la música popular y los vítores incesantes a la venerada Estrella de Mar.

Con sol, pero con el fresco de la brisa del Atlántico, devotos y acompañantes participaron a mediodía de la función solemne presidida por el párroco de Yaiza, Jonathan Almeida, en la plaza del pueblo, para enseguida dar comienzo a la peregrinación por calles del centro de Playa Blanca.

Las voces de la Agrupación Vocal de Yaiza acompañaron la celebración de la eucaristía y la Banda Municipal hizo lo propio durante el recorrido terrestre que finalizó en la playa pequeña.

El alcalde de Yaiza, Óscar Noda, el concejal de Festejos, Javier Camacho, y concejales y concejalas de la Corporación municipal estuvieron junto al pueblo marinero de Playa Blanca en su día más emblemático.

Procesión marítima

Si ya era notoria la participación en la procesión terrestre, el gentío en la playa y la avenida marítima fue impresionante. Pescadores retirados y familias marineras de toda la vida llevaron en hombros a la Virgen hasta su embarcación. Allí estuvieron vecinas como Senda Martín, Omaira Umpiérrez y Sandra Caraballo al pie de su figura para entregarla a orillas del mar al patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Playa Blanca, Cristo Caraballo, y un grupo de vecinos del pueblo que la cargaron en hombros hasta el barco Nuevo Santo Domingo.

Aplausos, vivas y la interpretación de la parranda Pal’ Porrón siguieron animado desde tierra el colorido peregrinar marítimo mientras que sonaban las bocinas de las embarcaciones en señal de alegría.

La gente de tierra esperó pacientemente el desembarco de la Virgen y con él quizá llegó uno de los momentos más emotivos del día, el aplauso más fuerte, sentido y al unísono que hizo derramar lágrimas, sacó gritos del corazón y estremeció al pueblo que demostró cuánto adora a su Patrona.