La solidaridad europea hace aguas

(Por Paulino Rivero, ex presidente del Gobierno de Canarias)

Christos Dimos, pescador de la isla griega de Lesbos –la más importante puerta de entrada de los inmigrantes a Europa– confesaba hace unos días a la agencia AFP: «Tenemos miedo de salir al mar, de atrapar en nuestras redes cuerpos de niños o toparnos con traficantes armados».

La confesión de Christos es una señal más, una entre miles, del terrible drama que está suponiendo la huida de familias, de niños, mujeres y ancianos del escenario de la guerra que se está librando en Siria. Alrededor de 480.000 sirios han muerto en el conflicto iniciado en 2011, casi el 12% del total de su población. El mar Mediterráneo continua tiñéndose de rojo ante la mirada cada vez más distraída de la opinión pública europea y ante la incapacidad o falta de compromiso de sus gobiernos.

Los refugiados no ocupan como meses atrás las primeras páginas de los periódicos, tampoco asoman como antes en los informativos de televisión. Sin embargo, la realidad de este drama lejos de reconducirse ha ido a peor.patera

Decenas de miles de ciudadanos con derecho a tener una oportunidad llegan desamparados a Europa huyendo de la guerra y de las amenazas que sufren en los países de origen. Abandonan su hogar aun sabiendo que les espera un trayecto muy peligroso que les puede costar la vida. Cuando se llega al convencimiento de que no hay nada que perder porque todo se ha perdido, es entonces cuando en el afán de abrir una ventana a la esperanza para los tuyos emprendes caminos llenos de peligros e incertidumbres.

La OIM informa de que el pasado mes de enero fue el más mortífero de la historia. Más de 200 personas perdieron la vida. En enero de 2014 habían sido 14 y en el mismo mes del año 2015 sumaron 82. En lo que va de 2016, 37.000 emigrantes han llegado a Italia y Grecia, una cifra diez veces superior al total del pasado año.

La organización Save the Children cifra en 26.000 el número de menores no acompañados que llegaron a Europa. Se han disparado todas las alarmas al conocerse un informe de Europol que habla de la desaparición de 10.000 niños que viajaban solos.

Mientras este desastre humanitario se está produciendo ahí, a la vista de todos, los líderes europeos no sólo han incumplido sus responsabilidades morales al anteponer cálculos electorales, económicos o demográficos  a la protección del valor supremo de la vida de las personas. Además, con su política migratoria de muros, cuotas y denuncias en caliente están saltándose un buen número de leyes.

Desde luego, no parece ser este el mejor camino para construir una sociedad en paz, solidaria, más justa. El proyecto europeo de cohesión y solidaridad hace aguas que están teñidas de rojo, de fracaso, desentendimiento y vergüenza.

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