Condenado por abusos sexuales a dos menores de forma continuada en Arrecife

La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas ha condenado a 17 años y 10 meses de prisión a M.G.M., hombre de 64 años de edad, por dos delitos continuados de abusos sexuales a dos menores que actualmente tienen 16 y 10 años de edad (aunque en este caso ninguna superaba los trece cuando se produjeron los hechos); concurriendo en ambos delitos en abuso de superioridad.

El tribunal, en su sentencia emitida el pasado 9 de octubre, establece además la prohibición de acercarse a menos de 500 metros de las víctimas durante los próximos 22 años. También marca la libertad vigilada de M.G.M por el tiempo de 8 años, una vez cumplida la pena. Y lo condenan a indemnizar a los padres de las menores con 100.000 euros.

La sentencia se emite tras el juicio oral del caso llevado por el Juzgado de Instrucción Número 2 de Arrecife. El fallo es recurrible ante la Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Canarias.

En el relato de los hechos, detalla la sentencia que el ahora condenado, que se encuentra en prisión preventiva, es natural de Córdoba y se vino a vivir a Arrecife en el año 2009. Vivía con su compañera y una hija de ésta, mayor de edad. Esta vivienda era visitada por las víctimas desde que eran pequeñas debido a la buena relación de ambas familias.

Explican en la sentencia que el acusado y su pareja pasaban tiempo con las menores, y “las cuidaban como si fueran sus nietas”, pasando allí muchos fines de semana de viernes a sábado.

Entre 2012 y 2013, la madre de las niñas estuvo aquejada de una seria enfermedad, con lo que tal dedicación aumentó. Por entonces, el padre de las niñas se dedicada a trabajar y a cuidar especialmente de su pareja. Tras recuperarse la madre de su enfermedad, la relación de las dos niñas perduró hasta 2018, aunque con menos vínculo.

Víctimas de sus abusos sexuales

En los testimonios que se escucharon en el juicio, se explicó que las dos menores, cuando se quedaban en la casa, lo hacían en la habitación del acusado, compartiendo cama; hasta que una de ellas cumplió los 12 años y pasó a quedarse en el sofá.

La sentencia sostiene que el acusado aprovechó la relación referida e «hizo uso de su rol de abuelo para acercarse a las menores y atraerlas hacia él«: les dejaba su tablet para que jugaran en la cama de su habitación. Su relación íntima se proyectó de manera separada: primero con una menor y luego, con el paso de los años, con la otra (ambas hermanas se llevaba 6 años).

“Los encuentros periódicos en la vivienda«, sobre todo en el dormitorio, «eran utilizados con el fin de atacar conscientemente la intimidad sexual de las menores”, dice la sentencia.

Los primeros tocamientos a una de las menores llegaban entre los años 2010 y 2011. “Las penetraciones por vía vaginal se iniciaron cuando la menor tenía 10 años, y a partir de entonces se repitieron varias veces (…). Igualmente obligó a la menor en otras ocasiones a masturbarle y a ejecutar alguna felación. Estas actuaciones se repitieron y prolongaron hasta 2016, cuando contaba ya con 12 años de edad”, tal y como recoge el fallo judicial.

M.G.M se fijó entonces en la otra pequeña, con la que comenzó a sostener encuentros de cierta privacidad utilizando el mismo proceder que con su hermana. Hasta 2018, según la sentencia, en más de dos ocasiones el condenado bajó los pantalones de la menor y “restregó sus genitales”, y protagonizó otros abusos que detalla la sentencia.

Durante el juicio, el Ministerio Fiscal pidió 12 y 6 años de prisión por los delitos, e indemnizaciones de 40.000 y 10.000 euros. La acusación particular, que representaba a los padres de las menores, solicitó para el acusado la misma pena de prisión, junto a 22 y 16 años de alejamiento, además de indemnizaciones de 60.000 y 40.000 euros.

La defensa pidió la libre absolución y el acusado negó los hechos durante el juicio.