12 de noviembre: nueva parada en el camino hacia la Autonomía del Puerto

No era baladí el debate generado en el último pleno del Cabildo de Lanzarote, cuando todos los grupos políticos del foro intentaron convencer al consejero de Ciudadanos, Benjamín Perdomo, para que retirara una moción en la que solicitaba que la Institución se dirigiera al Ministerio de Fomento para demandar YA la gestión autónoma del Puerto de Arrecife.

Finalmente lograron que se quedara sobre la mesa una solicitud considerada por la mayoría como “apresurada”, y contra la que paradójicamente todos hubieran votado en contra porque están pendientes de recibir el informe financiero del Puerto, que será remitido por la Autoridad Portuaria de Las Palmas el próximo 12 de noviembre.

La celeridad de Ciudadanos quizá estaba basada en que estamos ante un asunto ya viejo, que nació formalmente en la pasada década, cuando ya un informe de la Confederación Empresarial de Lanzarote –de 2003- planteaba con argumentos el camino “hacia la Autonomía Portuaria”. Más de una década después, los interlocutores lanzaroteños aún se preguntan sobre la viabilidad económica de esta infraestructura básica, y aún esperan a unos datos que tienen fecha de entrega: el 12 de este mes.

La nueva campaña lanzaroteña tendente a la autonomía nace precisamente cuando el Puerto de Tenerife comienza un camino de potenciación que pretende colocarlo muy por delante de donde está actualmente.

Y mientras Lanzarote ejerce su derecho de independencia, desde la Autoridad Portuaria de Las Palmas se señala que no pondrá impedimento alguno para ello. Eso sí, a renglón seguido recuerda que, según sus datos, invirtió 49,23 millones de euros entre los años 2003 y 2014 en el Puerto de Arrecife y cuenta con unas previsiones de 25,78 millones de euros más para el período comprendido entre este año y el 2019. Unas inversiones que se verían comprometidas si la isla decide el camino autónomo.

Desde la creación del Muelle de Los Mármoles, en 1959, han sido muchos los tiras y afloja de los lanzaroteños por intentar poner en marcha unas instalaciones portuarias competitivas, mucho más después de la aprobación en el año 2000 del Plan de Utilización del Puerto de Arrecife (PUPA).

Parece claro que estamos en un momento culminante de este proceso que, finalmente, podría caerse de maduro con el incremento exponencial del movimiento de cruceros en la capital lanzaroteña. O no. Podríamos estar ante un nuevo conato de ruptura que encontraría un acomodo de continuidad de este matrimonio a cambio de nuevas dádivas para satisfacer viejas demandas.

Lo que parece claro es que esta autonomía a quién no beneficiaría, de inicio, es a la Autoridad Portuaria de Las Palmas, que perdería peso con respecto a otros puertos nacionales.

Hay que recordar que ya a finales del pasado siglo, el Puerto de Los Mármoles movía mayor tonelaje de mercancía que Melilla o el puerto de Villagarcía de Arosa, ya entonces dependientes de puertos estatales.

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