Un desnudo fugaz al socaire de los camellos de Uga
Hemos que convenir que la familia de camellos que decoran la rotonda de Uga pocas veces tuvieron una visitante tan ligera de ropa.
Así, con esos bonitos zapatos como único complemento, se dirigía la joven en la zona de aparcamientos situada junto al conjunto escultórico de la rotonda, cuando se captó esta imagen.
Fue un paso fugaz, sin retorno, pero sucedió. Algunas lenguas dicen que fue a hacerse una foto así, completamente desnuda, para alguna revista; otros dicen que era una apuesta que había perdido (¿); y otros, los más socarrones, dicen que en la Isla hace mucho viento (¿?).