La Cruz de Lampedusa recuerda a los lanzaroteños el dolor de los refugiados

El párroco de San Ginés y los miembros de Cáritas apoyaban hoy junto al Ayuntamiento de Arrecife la difusión de un mensaje solidario hacia los refugiados.

La Cruz de Lampedusa, representación del dolor de miles de refugiados que ponen en riesgo sus vidas al intentar cruzar el Mediterráneo, está presente estos días en Lanzarote; y hoy miércoles, en concreto, en varias instituciones lanzaroteñas como el Ayuntamiento de Arrecife y el Cabildo de Lanzarote.

La Cruz de Lampedusa está hecha con restos de madera de los barcos naufragados en la costa italiana, y recorre desde el pasado 9 de diciembre varios puntos de la Isla.

Hoy, el párroco de la Iglesia de San Ginés, Miguel Hernández, ofreció unas palabras emotivas frente al Ayuntamiento de Arrecife. Por su parte, la alcaldesa de la ciudad, Eva de Anta, manifestó la adhesión de la corporación “a la denuncia de la Iglesia de unos hechos que en ningún caso deberían suceder en nuestros tiempos. La convivencia del progreso tecnológico y social con realidades propias del Medioevo, la coexistencia de riquezas obscenas en pocas manos con la muerte por hambrunas y epidemias, además de escandalizarnos debe llevarnos a la acción”.

La Cruz de Lampedusa recorrerá Lanzarote hasta el 21 de diciembre, con el objetivo de hacer “reflexionar, especialmente a los que hemos nacido en la orilla del bienestar y la fortuna, acercarnos al drama de las migraciones y la muerte de tantos personas, hombres y mujeres, adultos y menores cuyo único pecado ha sido buscar la prosperidad para ellos y sus familias”, añadía hoy el párroco arrecifeño.

Posteriormente, no lejos de allí, tras la lectura del manifiesto junto al Cabildo de Lanzarote, el presidente de la primera Institución insular, Pedro San Ginés, trasladó su agradecimiento a los responsables de Cáritas y a la Diócesis de Canarias por los gestos de «corresponsabilidad y compromiso con aquellas personas que en situación de vulnerabilidad emigran de sus países».

Los voluntarios portaron la cruz también hasta el Cabildo de Lanzarote, donde eran recibidos por el presidente insular.

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