Viviendas vacacionales, la transformación silenciosa del alojamiento turístico
Lanzarote cuenta actualmente con más de 35.000 plazas alojativas distribuidas en viviendas vacacionales, un modelo que ha ganado terreno de forma sostenida en los últimos años hasta convertirse en una pieza central de la oferta turística de la isla. Según los últimos datos del Centro de Datos del Cabildo, elaborados a partir de la Encuesta de Alojamiento Turístico del Instituto Canario de Estadística (ISTAC), en junio de 2025 operaban más de 7.700 viviendas vacacionales activas, con una tasa de ocupación superior al 93 %.
Este fenómeno representa un cambio estructural en la manera en que se concibe y se consume el turismo en la isla. La vivienda vacacional, inicialmente asociada a zonas costeras y mercados internacionales, se ha expandido a buena parte del territorio insular, diversificando los perfiles de alojamiento y atrayendo a visitantes que buscan experiencias más flexibles, autónomas y alejadas del turismo de masas.
Las cifras lo confirman. La estancia media ronda los 4,5 días por visitante, mientras que los ingresos mensuales generados por esta modalidad superan habitualmente los 20 millones de euros.
Aunque la evolución ha sido desigual según los meses y temporadas, el volumen económico que mueve el sector es estable y significativo. También lo es la tarifa media diaria, que se sitúa por encima de los 120 €, llegando a superar los 180 € en segmentos de gama alta.
El reto de la convivencia con la demanda residencial
Mientras el modelo vacacional contribuye claramente a la dinamización económica y a la diversificación de la oferta turística, también ha sido señalado como uno de los factores que dificultan el acceso a la vivienda para la población residente.
La conversión de viviendas residenciales en alojamientos turísticos -especialmente en municipios como Tías, Yaiza o Teguise- ha reducido la disponibilidad de alquileres de larga duración y ha incrementado el precio medio del metro cuadrado. Aunque no es el único elemento que incide en la crisis habitacional de la isla, el papel de las viviendas vacacionales es central en el diagnóstico de muchos expertos y organizaciones vecinales.
Ante esta realidad, el debate sobre la regulación del uso turístico de la vivienda se ha reactivado en distintos niveles institucionales. El Gobierno de Canarias lleva dos años invertidos para hacer realidad una futura normativa que permita limitar la proliferación de estas viviendas por zonas, establecer cupos o priorizar el alquiler residencial en áreas tensionadas.
20 millones al mes
Los ingresos generados por las viviendas vacacionales en Lanzarote han mantenido una trayectoria ascendente desde 2019, con una ligera interrupción durante los meses más duros de la pandemia. En ese año prepandémico, los ingresos mensuales se movían en una horquilla que oscilaba entre los 7 y los 17 millones de euros, con picos destacados en agosto (17,06 M€) y abril (12,38 M€). Tras la caída registrada en 2020 y parte de 2021, cuando los ingresos llegaron a caer por debajo de los 5 millones en algunos meses, la recuperación fue paulatina y constante a partir de 2022.
En 2023 y 2024, el crecimiento fue notable, con meses que superaron los 20 millones de euros, como marzo de 2025 (26,25 M€) y diciembre de 2024 (26,13 M€), consolidando esta modalidad como una fuente de ingresos turística clave para la economía insular. Esta evolución no solo refleja un aumento en la demanda y ocupación, sino también una mejora en las tarifas diarias y en el posicionamiento del destino entre los turistas que optan por alojamientos no hoteleros.